La cultura es el lenguaje por excelencia de las sociedades para poder
dar testimonio de su momento y contribuir a un relato histórico que no
sólo represente situaciones sino emociones en su propio reflejo. A la
vez, no hay manera más primitiva que la de expresar sentimientos que no
sea a través de la música. Desde el principio de la existencia hasta la
actualidad, desde el primer sonido hasta la futura armonía, es que los
pueblos han ido celebrando y sanando sus tiempos viviendo en la música.
En el aquí y ahora, la Ciudad de Buenos Aires se encuentra en
un laberinto cultural hiriente debido a decisiones políticas que
golpean incesantemente a artistas nacionales, que son las voces
de la cultura porteña que hacen a la vida del distrito y de la región. A
la inercia del veto que el jefe de gobierno Mauricio Macri profundiza,
hay que agregarle una dosis de memoria, recordando que desde el inicio
de su gestión a hoy vetó 97 leyes, en su amplia mayoría con soluciones y reconocimientos a temas socioculturales.
La persecución a los músicos por parte del PRO es una vieja
conocida relación de lo más agridulce: coquetea con grandes números
internacionales en la 9 de Julio inviertiendo millones de dólares, pero
luego señala con el dedo a los nacionales. Lejos de buscar recorrer un camino a la par de los artistas, él decide golpear su trabajo.
“Los músicos deben tocar, no patotear” supo decir alguna vez
en plena batalla con el Teatro Colón, coincidiendo en la pelea por la
reglamentación de la Ley 3022 que generaba un régimen de concertación
musical y que supo demorar por un año a pesar de la aprobación unánime
en el recinto. Es tristemente famosa también la tapa de Página 12 con un
piano en el que se veía la franja de “Clausurado” en uno de sus
normales ataques sistemáticos de salir a cerrar espacios, enfundado en
que “hay música en vivo”.
El amante de Freddy Mercury habrá pensado no poder con la música, y
entonces debía ir por sus creadores e intérpretes. Claro, no por todos.
Hay una pensada decisión de perseguir a aquellos músicos que hacen a lo
popular, que son identidad argentina y que invitan a bailar, a divertir,
a sentir pero también a reflexionar, a recordar.
El nuevo capítulo de su rechazo a la cultura capitalina se traduce en
el veto de la ley 4021, la cual le otorgaba un subsidio mensual y
vitalicio a músicos mayores de 65 años, con más de 15 años de residencia
y con 20 años de trayectoria acreditada. Esto demuestra lo consecuente
de su pensamiento -el cual va a contramarcha del resto del país-, de su
poca intención de honrar la trayectoria de artistas populares y de la
constante anulación hacia las políticas de subsidios para quienes más
los necesitan.
Por ello, en el histórico Café Tortoni – precisamente en el Salón
Alfonsina Storni, poeta argentina que protagonizó también otra polémica
PRO cuando se aprobó la demolición de su casa en Flores – los
legisladores del Bloque del Frente para la Victoria (Juan Cabandié,
Dante Gullo y Gabriela Alegre) junto al diputado nacional, Andrés
Larroque y a distintos referentes de la música y de la cultura,
repudiaron este nuevo abuso de una herramienta democrática como es la
del veto.
Ayer, el Presidente del Bloque del Frente Para la Victoria, Juan Cabandié afirmó que
“en la Ciudad tenemos un vetador serial con una actitud repudiable y
debemos organizarnos todos en un Frente Nacional y Popular para defender
a nuestros músicos y a nuestra cultura”.
“Hay una confrontación entre dos modelos de país y Macri quiere
erigirse en el referente de la derecha. Hay que estar muy atentos para
impedir esta avanzada”, expresó el diputado nacional, Andrés Larroque.
Dante Gullo explicó que este decreto “es autoritario y mezquino”, a
lo que agregó “este beneficio es para 20 músicos por año y significa una
erogación mínima para la Ciudad de Buenos Aires y nuestra aspiración es
que esto se pueda enriquecer y hacer extensivo a otros artistas con una
ayuda más destacada”.
Por último la diputada porteña, Gabriela Alegre destacó que “el Jefe
de Gobierno es mentiroso porque utiliza argumentos falsos para
justificar el veto ya que los escritores tienen su propia ley”.
Entre los presentes se pudo ver a grandes referentes de la cultura nacional como Teresa
Parodi, Vitillo Abalos, Raúl Carnota, Rita Cortese, La Orquesta del
Chango Farias Gómez, Leo Carabajal, Micaela Farias Gómez, Machi Rufino,
el Presidente de la Academia Nacional del Folklore Antonio Rodríguez
Villa, Diego Boris, Cristian Aldana, entre otros.
El Tortoni ayer fue testigo de la clara convicción de mantener bien
alta la bandera innegociable por la batalla cultural, en un país que
constantemente defiende la libertad de expresión como herramienta de
inclusión de sus pueblos. Y que, tal como reza una mítica canción del
rock nacional, lucha por tener una Argentina con “artes para siempre y musas sin cadenas”.