Y un
día, se armó.
Le
fuimos poniendo fichas, semana a semana, día a día. Puerta a puerta. Cara a
cara…
Y un día se armó.
Los
fuimos conociendo por las compras comunitarias; por las jornadas solidarias;
por nuestras carteleras del Día del Trabajador, de los Caídos por Malvinas, de
Mirar para Cuidar…
Y un día se armó.
Los
fuimos convocando con un volante pegado en su puerta, en la mesa de campaña, o
sentados junto a ellos sobre el pasto de la Plaza de Monte Castro.
Y un día se armó.
Los
contuvimos cuando la inundación del barrio, con sus necesidades inmediatas, con
información para hacer sus reclamos.
Les
dimos respuesta a las necesidades de asesoramiento jurídico y colaboramos
trabajando de maestros todo el año para que a los pibes les fuera mejor en la
escuela.
Y un día se armó.
“Lo que se armó” es un espacio donde los vecinos que tienen ganas de
juntarse, llegan. Convocados por una película; por una charla; a dar una mano
en el horario de las compras; o
simplemente a tomar un mate para compartir con otros, sus sentimientos, sus
sensaciones.
Se armó, y tuvimos que cortar la
calle.
La
U.B., Chacho Peñaloza, los fines de semana, extiende su territorio a la vereda,
a la calle, a la cuadra, porque es numeroso el grupo de vecinos que elije reunirse
en Miranda y Bahía Blanca, para estar más juntos. Para cambiar ideas, para
entender lo que pasa.
“Lo que se armó” es un grupo de militantes
felices, porque entregar su tiempo, su energía y su corazón, cada vez entrega más
frutos.
El
sábado pasado, la noche empezó con unos videoclips de León Gieco dedicados a
recordar los 30 años de la
Democracia. Más tarde llegó la película Wakolda
que mantuvo en silencio profundo a la platea adulta, mientras los pibes, se
entretenían con la juegoteca.
Y después se armó.
“Se armó”, porque ellos tenían ganas
de charlar. De charlar sobre Cristina, de hablar sobre la coyuntura general, los
cambios de gabinete. Sobre el futuro.
De
hablar sobre el desgobierno de Macri en las instituciones escolares y centros
de salud.
Se armó lo que veníamos sembrando
hace años. Un colectivo popular que se agranda con el hombre de al lado. Con la
señora que encontramos en la verdulería, con el verdulero y con los padres que
hamacan a los chicos en la plaza.
Los
militantes de la
Chacho Peñaloza , estamos felices. Y queremos que todos lo sepan, porque la alegría SÍ se puede
contagiar. (Y vale la pena)